Verde que te quiero verde
- Blanca Suárez
- 8 may 2017
- 4 Min. de lectura
Empieza una de las épocas del año en las que más cambios sufre la piel. Así como en la ropa, donde cada época requiere de un estilismo, la piel y nuestro cuerpo también necesitan cuidados diferentes y específicos. Hay que observar lo que demanda en cada momento.
Hablando en primera persona, yo no utilizo los mismos productos en invierno que en verano. Tengo una piel mixta y, la verdad, es que llevo años haciendo mi propio casting de cremas para dar con aquellas que me vayan a la perfección.
En invierno la piel se seca mucho por el frío. Y más con esa brisilla propia de los sitios con nieve, en los que protegerse es esencial, ya no solo con protección anti-rayos UVA, sino con un nivel de hidratación muy alto para evitar que la piel sufra y se “resquebraje”. En verano la cosa cambia totalmente, tanto en rutina como en productos.
Hablemos de los cosméticos líquidos. Ya no diferenciamos entre la crema, el sérum, la mascarilla… Ha nacido una generación nueva de cosméticos para un tipo de mujeres muy determinado; dirigidos a las que mantenemos un nivel de actividad en nuestro día a día muy alto. Estamos de un lado para otro, noches agitadas (algunas con hijos, rizando el rizo) y para las que evitar los signos de cansancio es casi imposible. Mi pregunta es: ¿todo este cansancio repercutirá en nuestro aspecto en el futuro? Como no somos adivinas ni tenemos poderes premonitorios, es imposible saberlo, pero hemos de prevenir para adelantarnos –en caso de que esto ocurra.
Lo que es un hecho es que el cansancio urbano altera la capacidad de autodefensa de la piel y contribuye a su envejecimiento precoz. No quiero que los signos de fatiga de hoy se conviertan en signos de envejecimiento mañana. Día tras día, mi piel pierde luminosidad y se deshidrata, presentando muestras visibles de agotamiento. Pero el mayor problema de todos es que me resulta casi imposible bajar mi ritmo de vida (como os pasará a muchas de vosotras). Es como un bucle que empieza y del que es complicado salir; así que os presento un ritual de cuidado para nuestra piel que nos ayudará en todo esto: Énergie de Vie de Lancôme.
Se trata de una serie de productos cosméticos líquidos en los que sus ingredientes principales son la Melisa, que es antiinflamatoria; las Bayas de Goji, conocidas por su poder antioxidante; y la Genciana, un gran energizante.Énergie de Vie contiene un 24% de agentes hidratantes, por lo que proporciona 24 horas de hidratación (estas cifras están entre 2 y 3 veces por encima de lo normal en los cosméticos). Cuando me lo aplico mi piel aparece resplandeciente, queda perfectamente hidratada, llena de energía y revitalizada, de manera sutil y cero pegajosa. La piel absorbe el producto sin dejar rastro.
Los productos líquidos y con una base ligera son perfectos para no sentir la piel grasa y taponada. Yo necesito que respire pero a la vez sentirla hidratada. Sé que he lanzado muchos conceptos al aire: que si cómo manejamos los efectos del estrés y del cansancio en nuestra vida o cómo se reflejarán en el futuro; que si hemos de cambiar nuestra rutina depend
iendo de la época del año; que si hay una nueva generación de cosméticos líquidos… Muchas cosas, lo reconozco. Pero amigos y amigas, con este descubrimiento todo se aúna y se centraliza en un solo ritual. Básicamente son tres productos que, combinados entre sí, tendrán mejores resultados, ya que están creados para complementarse.
El primer paso en cualquier rutina de belleza básica es la limpieza. Desmaquillarse y limpiarse (aún sin estar maquillada) es básico y un paso que se ha de hacer tanto por la mañana como antes de irnos a la cama. El segundo es aplicar Pearly Lotion con un algodoncito; es el gesto refrescante que despierta la piel. Compuesta por pequeñas perlas translúcidas, hidrata aportando a la vez efectos alisantes y revitalizantes. Dejando unos segundos para que la piel seque y absorba bien el producto, llega el paso 3: usar una dosis de Liquid Care (un cosmético líquido tan fresco como una loción, tan concentrado como un sérum, tan hidratante como una crema). Tras su aplicación, la dermis queda perfectamente hidratada, tersa y revitalizada de manera ligera. Esto por el día. Y por la noche repetimos el paso 1 (limpieza), aplicamos Liquid Care y, cuando se haya absorbido, vamos con Sleeping Maskcomo crema de noche y opcionalmente –2 o 3 veces por semana– a modo de mascarilla. La sensación es de revigorización. Esta textura translúcida y densa es similar a la de un bálsamo que calma e hidrata la piel para una recuperación nocturna total.
Con todo esto no solo conseguimos hidratar desde fuera, sino algo que, a la larga, es aún más importante: que la piel retenga ese agua, esa hidratación que con agentes externos se elimina y deteriora.
Siempre que os hablo de productos os emplazo a próximas entregas y prometo seguir con más descubrimientos. Yo misma me descubro preguntando trucos e información a compañeras de trabajo o amigas, porque a veces el ‘boca-oído’ es la mejor forma de descubrir ciertos cosméticos. Así que prometo seguir con mis indagaciones, con mi ‘gacheto cuello’, para no perderme ni un consejo por mini que sea. Espero que con este que os he presentado, estéis satisfechas y lo probéis.
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